Empiezo el año en el blog hablando de innovación sin innovar, (a día de hoy no es nada innovador escribir un post sobre innovación, ¿verdad?), pero además empiezo a hablar de innovación sin hablar de innovación.
Y esto no es porque ahora vaya de guay, (lo que en mi sector profesional se suele llamar ir de gurú), es porque antes de hablar de innovación hay que hablar del origen de dicha innovación, de la base, de la fuente desde la que surgen las ideas para innovar, y esta fuente es la creatividad.
La creatividad es algo que todos tenemos, pero que depende de una serie de factores internos, (que tiene que ver sobre todo con el desarrollo de nuestras habilidades creativas), y externos, (que tienen más que ver con las oportunidades que tenemos para poder ser creativos)
Cuando hablo de los factores internos, me refiero sobre todo a nuestra capacidad para ser creativos, que, en muchas ocasiones, es algo que hay que trabajar, hay herramientas y técnicas que mejoran nuestra creatividad y no vale pensar eso de “Es que yo no soy nada creativo…” y dejar ahí el tema, (pero de las barreras ante la creatividad, ya hablaremos en otro momento)
A los factores externos hay gente que los suele llamar interruptores, son como eventos o sucesos que nos desbloquean la creatividad y nos permiten generar nuevas ideas, en la mayoría de las ocasiones no podemos controlar estos interruptores, (por eso se llaman externos XD), pero lo que sí podemos es estar preparados para que cuando lo que sea que tenga que pasar para ser creativos pase, estemos listos para aprovecharlo, y eso solamente se puede hacer con entrenamiento y dedicación.
Lamentablemente, los factores externos, sirven tanto para desbloquear como para bloquear, si por ejemplo hablamos de creatividad en un entorno laboral, no sirve con que te sienten en una mesa y te digan “Ala a ser creativo” si luego no tienes tiempo, o no tienes herramientas, o no tienes esa oportunidad de que se junten tus habilidades creativas con ese disparador que genera la primera idea.
Si nos ponemos a pensar en las claves, (características, situaciones, cosas que ayudan, llamadlo como queráis), necesarias para estar preparados mentalmente para que se produzca el pensamiento, personalmente me gustan dos de las posibles opciones que existen, (probada a hacer una búsqueda y encontraréis un montón de artículos sobre el tema en los que cada autor os habla de las suyas, ya os dije al principio que este post no era para innovar), a mí personalmente me gustan dos de ellas, la libertad y la diversión.
Libertad entendida como la forma de dejar de lado todo lo que limita y cuestiona nuestro proceso creativo, hay que liberarse de las ideas preconcebidas sobre cualquier tema, ya sean nuestras o de la gente que nos rodea, estas ideas al final solamente llaman al pensamiento negativo y es complicado, (por no decir imposible), que en dicha situación surjan nuevas ideas, (nuevas, buenas, positivas, elije el adjetivo que más te guste)
Esta libertad tiene que ser atendida como una forma de valentía, de no tener miedo a lo que piensen de nuestras ideas, ni al qué dirán de ellas, recordad que siempre hay tiempo para descartar las ideas que no nos sean útiles y que una idea muy absurda puede ser el interruptor que nos lleve a otra que nos solucione nuestro problema.
Os hablaba de la diversión, está claro que lo que nos divierte nos suele salir mejor, cuando nos estamos divirtiendo estamos relajados, más receptivos, con menos tensión. Muy relacionado con la diversión está el humor, otra cosa que relaja mucho la mente y cuando uno tiene un trabajo creativo, (o necesita estar creativo), quitarle hierro a un asunto, relativizarlo y reírnos de él, (en la medida de lo posible), está claro que nos puede ayudar mucho a que las ideas fluyan, y sobre todo nos puede motivar para seguir dándole vueltas al problema.
Es curioso, pero si nos paramos a pensar, las dos claves que me parecen más importantes para desarrollar nuestro pensamiento creativo también pueden ser dos de las barreas que más obstaculicen, si nos falta libertad, ya sea porque seamos incapaces de huir de los pensamientos negativos o porque simplemente en nuestro lugar de trabajo se nos pide ser creativos, pero no se nos ofrece la libertad de serlo, poco podemos hacer, igual que si nos falta diversión, si tenemos un ambiente más estresante que divertido, es complicado que lo que surja sea igual de positivo y de útil, (en el caso de que llegue a surgir algo, que eso es otro tema)
El tiempo que le dedicamos a ser creativos es otro tema muy importante, no se le pueden, (y esto da igual que lo diga porque lo hacemos y nos lo hacen constantemente) poner fechas a la creatividad, viene cuando viene, y si le pones fecha, lo suyo sería poner recursos, es decir, si en un trabajo un superior necesita que presentes X ideas a determinada hora, lo ideal es que tengas tiempo para darle vueltas al asunto y no que además de esas ideas tengas otra pila de cosas pendientes casi para la misma hora, y así no se puede ser creativo.
Antes he hablado de herramientas que ayudan a la creatividad, hay muchas, como por ejemplo mapas mentales, dinámicas que ayudan a ser creativos, lluvias de ideas, (ya, no lo llamo brainstorming, porque no quiero), y muchas más, pero de eso hablaremos en otros posts, (si se tercia). Estas herramientas resultan muy útiles, pero para terminar os regalo un consejo casi igual de útil, antes os he hablado de los disparadores que desencadenan nuestra creatividad, es importante que los conozcamos, que nos paremos a pensar cuales son las situaciones en las que nos surgen las mejores ideas o en que momentos estamos más receptivos a ponernos a pensar, a mí por ejemplo me funciona muy bien jugar a la consola, cuando tengo un rato de bloqueo, me pongo a pegar tiros online con amigos, eso me provoca algunas de las situaciones que hemos comentado antes, me relaja, destensa, me divierte, y me predispone a que si se me tiene que ocurrir algo ese sea el momento. Así que ya sabéis, si queréis que en el trabajo sea creativo, comprad una consola 😉
Sé el primero en comentar