Overlays de Accesibilidad, ya tocaba hablar de este tema
Creo que ya tocaba escribir algo en el blog que esto lleva demasiado tiempo muy parado, (y yo también), y no hay mejor tema para reavivar un poco esto que el de los Overlays de Accesibilidad… tema del que ya sabéis mi opinión pero que creo que nunca había dejado por escrito en el blog, (o sí, pero como es mi blog…)
La presión por cumplir las normativas sobre accesibilidad es como el chiste de Pedro y el lobo, (ya lo he dicho otras veces que a mi me hace mucha gracia cuando se le comen las ovejas o las cabras por listo, y por eso lo llamo chiste), es algo que no es nuevo, ya que hay leyes desde hace tiempo, que van marcando fechas y que se acercan, se sobrepasan y se replantean las leyes y se vuelve a modificar la fecha.
O simplemente la fecha llega y como no hay sanción, (no hay lobo), pues no se cumple y ya está, total, si tampoco hay tanta gente que necesite que mi web o servicio sea accesible… (Nótese la ironía que no quiero que me saquéis frases de contexto)
Volviendo al tema de cumplir normativas, cuando nos entran las prisas siempre vienen acompañadas de soluciones que aparentan ser la panacea, y que luego no, pues estas soluciones son los overlays de accesibilidad.
Los overlays de accesibilidad son fragmentos de JavaScript que se integran en el front-end para ofrecer funciones “inclusivas” como cambios de contraste, navegación por teclado y lectores integrados, etc. Se presentan como una vía simple para abordar requisitos complejos. Sin embargo, desde una perspectiva técnica y legal, los overlays no solo son ineficientes, además, pueden ser contraproducentes, exponiendo a las organizaciones a riesgos de cumplimiento y a demandas por discriminación digital.
Por qué los overlays no Solucionan el problema técnico
Los overlays operan en tiempo de ejecución, aplicando transformaciones superficiales al DOM existente. Esto implica que los errores semánticos, como el uso incorrecto de roles ARIA, etiquetas de formularios mal asociadas, botones sin texto accesible o navegación inconsistente con lectores de pantalla, no se corrigen estructuralmente. El código fuente del sitio permanece con los mismos problemas de accesibilidad que tenía antes de incorporar el overlay.
Por ejemplo, si un botón está implementado como <div onclick=»…»> sin roles ni accesibilidad por teclado, el overlay no reescribe ese HTML ni garantiza una solución válida, como mucho podría añadir atributos ARIA de forma dinámica o interceptar eventos para emular comportamiento accesible, lo cual a menudo genera conflictos con tecnologías de asistencia.
Según el informe de WebAIM (2023), el 96.3% de las páginas web que usaban overlays aún presentaban errores detectables automáticamente. Es decir, incluso las herramientas automatizadas como WAVE pueden detectar problemas que los overlays no corrigen. Y peor: muchos overlays inyectan elementos que confunden a lectores de pantalla o interfieren con la experiencia del usuario avanzado, como la duplicación de menús o elementos innecesarios.
Interferencia con herramientas de asistencia reales
Un principio clave de la accesibilidad es no suplantar ni entorpecer las herramientas que los usuarios ya emplean, como lectores de pantalla (JAWS, NVDA, VoiceOver), magnificadores o configuraciones del sistema operativo. Los overlays, sin embargo, suelen hacerlo. interceptan eventos, reescriben estilos o añaden componentes que pueden no respetar las configuraciones personalizadas del usuario.
El testimonio de usuarios reunido por la organización Overlay Fact Sheet revela una tendencia preocupante: los overlays no solo no ayudan, sino que muchas veces empeoran la experiencia al interferir con flujos de interacción ya establecidos. Desde una perspectiva técnica, esto representa una violación del principio de interoperabilidad con tecnologías de asistencia, que es fundamental en las WCAG y en la especificación ARIA.
El riesgo legal: Cuando el JavaScript no es defensa
Legalmente, implementar un overlay no exime a una organización del cumplimiento de normas como la ADA en EE.UU., la EN 301 549 en Europa o el Real Decreto 1112/2018 en España. Los tribunales y los abogados especializados han dejado claro que el cumplimiento debe ser funcional, no cosmético.
Buscando algo en Internet, se pueden encontrar casos como el caso Murphy v. Eyebobs, LLC (2021), en el que la defensa alegó que el sitio web era accesible gracias al uso de un overlay. El tribunal no aceptó esta afirmación, y el caso continuó, pero hay más ejemplos de demandas que seguro que si os interesa el tema pueden daros un rato de lectura interesante e incluso una buena charla de bar, (obviamente si vais a un bar con gente a la que le interese este tema), el resumen es que el uso de overlays puede considerarse una medida insuficiente o incluso una señal de negligencia.
Pero ojo, que también si buscáis, podéis encontrar empresas de overlays que denuncian a accesibilizadores o accesibilistas por criticar sus productos, yo ya os aviso que llevo un tiempo de baja y si alguien me denuncia por este post, no tengo dinero ni para defenderme ni para pagar indemnizaciones, jajaja
Desde una perspectiva de cumplimiento, los overlays son especialmente problemáticos porque:
- No corrigen la semántica del DOM.
- No garantizan compatibilidad con las tecnologías de asistencia, (tecnologías asistivas, ayudas técnicas, productos de apoyo, etc.).
- No abordan los flujos de interacción reales.
- No pueden demostrar conformidad con criterios WCAG nivel A o AA.
Uno de los principales problemas es cuando la empresa que vende ese overlay de accesibilidad asegura cumplir automáticamente con WCAG o con la ADA, lo cual puede considerarse publicidad engañosa, con implicaciones legales adicionales, y todo esto lo hemos vivido muy de cerca con el famoso Kit Digital del que ya hablé en su momento en LinkedIn y que no enlazo por no facilitaros la denuncia.
Al final la verdadera accesibilidad siempre debería implementarse desde la base del proyecto, la web, la app o lo que sea, trabajando la arquitectura de información, código HTML semántico, el diseño centrado en el usuario con discapacidad y pruebas con herramientas de asistencia y usuarios reales.
En resumen, os cuento lo que digo siempre, un overlay no sirve para cumplir con ninguna legislación y tampoco soluciona problemas de accesibilidad, porque no ofrece nada que no puedan hacer los usuarios con sus productos de apoyo habituales, con su propio navegador web o la configuración de su sistema operativo, todas ellas, alternativas que permiten que el usuario personalice aspectos como contrastes, fuentes, tamaños, etc.
Ya, es cierto que no he dicho tantos tacos sobre este tema como esperabais, pero también es cierto que sigo de baja, hace mucho que no escribo y hay que retomar las costumbres poco a poco y tampoco quiero que nadie me denuncie, al menos de momento…

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